sábado, 24 de marzo de 2012

A PALABRAS NECIAS, OÍDOS SORDOS (Dedicado a esos amigos que lo están pasando mal)



Siempre he sido muy aficionada a los refranes y recurro a ellos con asiduidad. Por suerte para mí, nací en una familia de refraneros confesos y defiendo fervientemente esta vía popular de transmisión de enseñanzas.
Asimismo, y aunque no se cuente entre mis predilectos, me resulta muy instructivo el género literario de la fábula y, de vez en cuando, tropiezo con alguna que encaja a la perfección con mi forma de entender la vida. Por pura casualidad, se ha cruzado en mi camino “La rana sorda” y he decidido hacerle un hueco entre mis reflexiones.

Dice así:
Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Cuando el resto de sus compañeras comprobaron la profundidad del hoyo, se apresuraron a informar a las accidentadas de que, a efectos prácticos, mejor harían dándose por muertas.
Las accidentadas no hicieron caso de los comentarios de sus amigas y trataron de saltar fuera del agujero con toda su alma, pese a que las demás insistían en decirles que sus esfuerzos resultarían del todo inútiles.
Finalmente, la que puso más atención a lo que le gritaban desde el borde se rindió y, acto seguido, se desplomó y murió. Mientras tanto, la superviviente continuó saltando tan fuerte como le era posible.
La multitud no dejaba de gritar y le hacía señas para que dejara de sufrir y, sencillamente, se dispusiera a morir, ya que no tenía ningún sentido seguir luchando.
Pero la rana saltó cada vez con más ansias hasta que, contra todo pronóstico, logró salir del hoyo.
Entonces, sus compañeras le confesaron: “Nos alegra mucho que hayas conseguido salir, a pesar de lo que te gritábamos". A lo que la luchadora les explicó que era sorda y que pensó que, con semejantes gritos, la estarían animando.



MORALEJA

Una palabra de aliento a quien se encuentre desanimado puede ayudar a levantarle la moral. Por el contrario, una palabra destructiva puede ser la que le acabe por hundir. Así pues, tengamos mucho cuidado con lo que decimos y recordemos que las personas especiales son las que dedican parte de su tiempo a animar a quien lo necesita.


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