jueves, 27 de junio de 2013

LA GRADUACIÓN: FINAL Y COMIENZO


Colaboración con Gerardo Pérez  para el Magazine del Colegio Hispano Inglés
 de Santa Cruz de Tenerife



Decía el filósofo y sociólogo Jaime Balmes que “la educación es al hombre lo que el molde al barro: le da forma”. Ante la graduación de un hijo que ha superado con éxito los estudios de Bachillerato queda, en efecto, la sensación de que esa estructura del joven que pronto se convertirá en adulto va tomando ya su forma definitiva. Los valores, las vivencias, los conocimientos, las experiencias y la formación atesorados serán los cimientos sobre los que construya su personalidad y su futuro.

Tengo el convencimiento de que una persona con sueños e inquietudes no deja jamás de aprender. Sin embargo, por muchos años que dure dicho aprendizaje, ninguna época es comparable a la que transcurre desde la niñez hasta la juventud, en la que nuestros hijos han sido auténticas esponjas que han absorbido cultura y ciencia, que se han empapado de amigos y compañeros y que han compartido horas de juegos y estudios para convertirse en lo que son hoy: el punto de partida de lo que serán mañana.

Se cierra un ciclo en el que los padres miramos hacia atrás con añoranza, en la duda de si hemos acertado con las decisiones tomadas pero con el orgullo de comprobar que la difícil tarea de educar ha dado sus frutos. Ese momento de recoger la orla entre aplausos y de contemplar sus fotos de niño y de adolescente en una pantalla gigante condensa en pocos segundos un torbellino de emociones muy dispares, desde la nostalgia por el pequeño que se fue al orgullo por el joven que es y a la esperanza por el hombre que será.

Y es entonces cuando deseas con todas tus fuerzas tener la certeza de haberle transmitido multitud de enseñanzas útiles para transitar por este mundo tan complicado y para ser feliz a lo largo de una existencia, en ocasiones, tan incomprensible. Algunas de ellas nada tienen que ver con teoremas matemáticos ni con reglas gramaticales pero son igualmente valiosas para que se conduzca por la vida con garantías.

Ahora, pues, toca mirar hacia adelante. En palabras del político británico Harold MacMillan “hay que usar el pasado como trampolín y no como sofá”, de tal manera que el período escolar que concluye impulse a esta joven generación hacia un porvenir lleno de retos. Ojalá integren un grupo de mujeres y hombres con grandes sueños que puedan hacerse realidad. Con los pies en el suelo, pero también osados. Capaces de razonar pero, al mismo tiempo, críticos. Felices, pero capaces, asimismo, de aportar felicidad.

Enhorabuena a todos y cada uno de vosotros. Vuestra graduación es el final y, simultáneamente, el principio. Os quedan por delante miles de hojas en blanco para escribir vuestra historia personal. Haced que quienes la lean se asombren de vuestros logros y admiren vuestra honestidad. Por mi parte, espero que dentro de muchos, muchos años, cuando echéis la vista atrás, tengáis el convencimiento de haber vivido la vida que queríais y reconozcáis en las enseñanzas de vuestros padres y de vuestros profesores esos cimientos sobre los que vais a construir desde ahora vuestra propia obra maestra.
  

3 comentarios:

  1. Enhorabuena, Miguel y gracias a tus padres por hacer de ti un joven esplendoroso, lleno de proyectos que sin duda llevarás a cabo, pues son muy sólidos los principios que en el camino te van a guiar. Disfruta de la vida!!!!
    Rose

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  2. Mi queridísima amiga:

    Esta vez más que nunca, GRACIAS por tu comentario.

    Pocas personas conocen tan bien como tú los avatares de mi vida y el largo camino que he tenido que recorrer para obtener mis logros.

    En todos ellos he contado con una brújula imprescindible: la de este hijo que se acaba de graduar y que ha conseguido que, por lo que a mí respecta, TODO HAYA MERECIDO LA PENA.

    Le deseo el mejor de los futuros. No se merece menos.

    MYRIAM

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  3. Olé esta madre coraje!!!! tú si que te lo mereces todo, queria Myr, por valiente, buena persona, trabajadora, inteligente y guapa. Rose

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