miércoles, 1 de noviembre de 2017

LA MUERTE, UNA MAESTRA PARA LA VIDA









Algunas personas demuestran que es posible asumir el sufrimiento de nuestra vida, utilizarlo como agua de molino y transformarlo alquímicamente en combustible para el servicio desinteresado. Y, además, sin darle demasiada importancia. 

Frank Ostaseski es una de ellas. Lleva cuarenta años dedicándose a la entrega compasiva de mujeres y  hombres en proceso de morir, así como a la de sus familiares. Asimismo, imparte clases magistrales de forma regular en conferencias nacionales e internacionales de cuidados paliativos y enseña en los centros espirituales más relevantes del mundo. Por eso sabe muy bien lo que dice cuando afirma que la muerte no nos espera al final de un largo camino, sino que está siempre con nosotros, en la médula de cada momento que pasa.

La muerte es la maestra secreta que, oculta a la vista, nos ayuda a descubrir lo que más importa en la vida. Y ello es así porque ambas forman un solo paquete, no es posible separarlas. No obstante, lo mejor de todo es que no tenemos que esperar hasta la llegada inevitable de nuestro final para hacer realidad la sabiduría que nos ofrece. Basta con dejar que nos guíe para, desde el amor, llevar una existencia con un mayor significado. Reflexionar sobre la muerte puede tener una repercusión profunda y positiva, no sólo sobre la forma en la que vayamos a morir, sino también sobre el modo en el que vayamos a vivir.

La vida nos expone a diversas oportunidades de aprendizaje a las que, si somos afortunados, debemos prestar atención. Cuando se vive una existencia iluminada por el hecho de la despedida, dicha realidad orienta nuestras decisiones. En ese sentido, la defunción es mucho más que un acontecimiento médico. Es un tiempo de crecimiento, un proceso de transformación. 

Así, tras una larguísima trayectoria ayudando a innumerables seres humanos en ese tránsito, Ostaseski habla de cinco orientaciones fiables para hacer frente a dicho momento con garantías. Pero lo más gratificante es que se pueden aplicar con el mismo acierto en todo tipo de transiciones y crisis, desde mudarse a una nueva ciudad, a iniciar o abandonar una relación de pareja, pasando por acostumbrarse a vivir sin los hijos en casa o sufrir un revés laboral.

Cinco puertas a la vida. Cinco prácticas insondables que se deben llevar a cabo a través de la acción, en las que se puede profundizar constantemente y que rezan como sigue:

    No esperes, porque estarás perdiendo el presente.

    Da la bienvenida a todo, sin rechazar nada. Afronta.

    Pon todo tu ser en la experiencia.

    Encuentra un momento de reposo 
     en medio de los acontecimientos.

    Cultiva una mente que no sabe, abierta, curiosa.
  

Tomemos buena nota en esta entrañable 
Festividad de Todos los Santos.

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